La noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor. Goethe



viernes, 16 de septiembre de 2011

CRÓNICA ESTIVAL

Tras más de dos meses sin alimentar este espacio, creo que va siendo hora de dar cuenta de mis actividades astronómicas estivales. Tengo ya una especie de imperiosa necesidad de escribir tras un parón tan prolongado. Al igual que el cronista empedernido, lo haré diferenciando las temáticas para favorecer el orden cronológico de las vivencias que intentaré transmitir. Aviso: será una entrada larga...Vamos a ello.

Instrumentación.
Quizá el principal objetivo para estos meses era probar la montura LXD75 que instalé en primavera. La configuración óptica que utilizo en el OACP para las estrellas dobles me proporciona una campo de visión muy pequeño (3,6' x 4,8'), por lo tanto, la precisión en los GOTOs estará claramente supeditada a conseguir una escrupulosa puesta en estación. Por ello, dediqué varias sesiones a la alineación Polar y, aunque aún observo cierta deriva, la montura me clava las dobles sin problemas dentro de los límites de la imagen y gran parte de las veces justo en el centro. Para minimizar los efectos del error de estación, lo que hago es sincronizar el telescopio con el ordenador entre doble y doble. Tras darle vueltas al tema, el programa planetario elegido para gobernar la montura durante las búsquedas ha sido Cartes du Ciel v.3.3 beta, que utilizando el plugin para el Autostar de MEADE, funciona a la perfección y no me ha dado ningún problema. El hecho de hacer clic sobre una estrella de la pantalla y que el telescopio vaya en su busca era un sueño para mí hasta hace bien poco. El ahorro de tiempo es enorme y puedo aprovechar al máximo las horas dedicadas a la observación. Además, sigo utilizando mi inseparable (e imprescindible) Guide 8.0 para identificar el campo estelar buscado. En fin, una maravilla. Qué os voy a contar que no sepáis.

Afinando la puesta en estación.
Aprovecho para comentar un bug en el comportamiento de la montura que se viene produciendo desde el principio, aun a pesar de haber actualizado el firmware del Autostar a la versión más moderna disponible en la página de MEADE. Se trata de que, tras aparcar el telescopio al final de una sesión, el Autostar no conserva la alineación de la montura en la siguiente inicialización del sistema y me veo obligado a realizar cada noche el protocolo de alineación. Aunque esta tarea no me lleva más de cinco o seis minutos me gustaría saber la causa de este efecto y solucionarlo si es posible. Más que nada por aprovechar las comodidades inherentes a un observatorio fijo. Si alguno de los que me leéis utilizáis Autostar y conocéis la solución, por favor, ¡no dudéis en comunicármelo!
Un encuentro entrañable.
A últimos del mes de julio, el día 23, disfruté de un encuentro emotivo con un amigo al que por fin pude poner cara. Se trata del doblista argentino Carlos Lasgoity, que se encontraba de viaje por España junto a su esposa. Mi amigo contactó conmigo desde Argentina antes de iniciar el viaje, indicándome su intención de pasar por Valladolid a su regreso de Burgos, y que sería una magnífica ocasión para conocernos. Ya en España, hablamos por teléfono para organizar el encuentro. A las cinco de la tarde nos dimos un fuerte abrazo ante la catedral de Valladolid. Paseando, nos dirigimos hasta la Plaza Mayor y, en una de sus terrazas, departimos largo y tendido por espacio de tres horas.
Carlos Lasgoity y un servidor.

Pose ante el Ayuntamiento de Valladolid.

Carlos es un hombre jovial y cercano y una clara conexión se estableció enseguida. Hablamos mucho y de todo: de nuestras vidas, de inquietudes y proyectos, de vivencias, del costumbrismo español y argentino, de Astronomía y, por supuesto, de estrellas dobles. Carlos me mostró en su portátil varios pares de movimiento propio común encontrados por él en el transcurso de sus estudios (con muy buena pinta, por cierto) y le animé a que redactara un artículo con todo el material para publicarlo en OED. En fin, el tiempo pasó volando y mi impresión del encuentro viene a corroborar de nuevo las palabras de Comellas: la Astronomía hace buena gente. Me hubiera gustado mostrar a Carlos y a su esposa mi observatorio y obsequiarles con una buena comilona a base del exquisito lechazo asado castellano, pero debían seguir viaje hasta Madrid y no pudo ser. Será para la próxima, prometido. En cualquier caso, me quedo con el recuerdo de una muy grata velada: sos un gran tipo, Carlos. Fue un placer.

Divulgación (y otros lares lúdico-festivos).
El día 4 de agosto impartí una conferencia en Cazurra, un pequeño pueblecito cercano a Zamora capital. La conferencia, programada desde hacía un año, se enmarcó dentro de la XXI Semana Cultural de Cazurra, y con el título de "Astronomía, el alma de la noche", hice un repaso por todos los objetos astronómicos visibles con un telescopio de aficionado, explicando de manera sencilla qué son cada uno de ellos. Fue una presentación eminentemente visual con una gran carga multimedia, pues era consciente de que para la mayoría de los asistentes este era su primer acercamiento a la Astronomía.
 Iglesia parroquial de San Martín de Tours, de los siglos XVII y XVIII.

Portada del tríptico de las fiestas.
 El trato fue inmejorable y la asistencia de público al Salón Municipal para oír la charla fue bastante notable.
Momentos antes de comenzar.

Explicando la variación de la inclinación de los anillos de Saturno.

Tras mi intervención,  los organizadores ofrecieron su tradicional parrillada frente al Ayuntamiento, banquete abierto a todos los presentes sin excepción y, además, espléndidamente regado, todo hay que decirlo, con vino del lugar; no en vano la localidad pertenece a la comarca de la Tierra del Vino.

A dos carrillos.
Pero resulta que la fiesta acababa de empezar: a las doce de la noche, de nuevo en el Salón, ya desprovisto de butacas y enseres, se había programado la actuación del grupo Pop-Rock "La firma en blanco". Por esas casualidades que ofrece la vida, los tres jóvenes componentes de la banda en cuestión no son otros que mis sobrinos Álvaro (guitarra) y Roberto (bajo) y mi propio hijo pequeño Adrián (batería). El concierto estuvo muy animado y los cazurreños disfrutaron de la música fresca de los chavales, que gustaron y mucho.
La Firma en Blanco en plena efervescencia.
Mi hijo Adrián a los palillos.

Tras el último tema (de los bises), La firma en blanco, inesperadamente, me invitó a subir al escenario. Que ¿para qué? Pues, ¡para cantar, claro! Sí, he dicho para cantar. Bien, es ahora el momento de contar (algunos ya lo sabéis) que durante años, antes de dedicarme a la Astronomía, estuve pateando escenarios con mi guitarra a cuestas interpretando mis propias canciones. Una época de mi vida aquella que me proporcionó grandes satisfacciones y vivencias. Y así, como que no quiere la cosa, evoqué los viejos tiempos y volví a sentir la dulce adicción de los aplausos en una improvisada actuación de unos cuarenta minutos. Incluso, estrené una canción con bastantes notas autobiográficas titulada, cómo no, "El tipo que se bebía las estrellas". No dejó de ser curiosa la reacción del público al darse cuenta de que el conferenciante de Astronomía estaba dando un recital en toda regla.
El que suscribe recordando viejos tiempos.

Un instante de éxtasis personal.

En fin, la comisión organizadora quedó encantada y hay visos de que el año próximo repitamos. En lo que a mí respecta, "oficialmente", organizando una observación pública. Mi agradecimiento a Ana Duarte y a Alicia Hernández por hacerme partícipe de un día mágico y por su buen hacer en la organización y coordinación de los festejos.
Observaciones.
Ha sido éste un verano raro. El mes de julio, inusualmente frío, y agosto ha dado la talla tan solo unos pocos días. El porcentaje de noches turbulentas ha sido muy elevado, sobre todo en las primeras horas. Son las típicas noches que yo llamo "noches de estrellas gordas", donde el seeing hincha acusadamente el tamaño de las estrellas y el software de mi cámara se muestra perezoso a la hora de integrar: hay más imágenes malas que buenas. Se me acaba de ocurrir un juego de palabras al respecto: "noches de estío, noches de hastío". Aún así, he observado prácticamente todas la noches, de hecho, hasta con nubes y viento fuerte. Tanto es así que una de las noches muy nubladas, el telescopio listo y la cúpula abierta, me entretuve en casa con una película a la espera de que despejara o al menos se abrieran claros en la zona a observar. Un buen rato después me pareció ver un resplandor a través de las ventanas y un escalofrío me recorrió la columna vertebral: ¡tormenta! Ya era tarde. El telescopio y toda la instrumentación estaban empapados; llovía a mares. Evidentemente, esa noche no observé, pero me acosté muy pero que muy tarde para poder secar a conciencia todos los enseres. ¡Lástima de sensor de lluvia! Al margen de esta anécdota, incluso en las noches pésimas pueden conseguirse resultados, eso sí, tomando una píldora de paciencia antes de comenzar. El balance final demuestra mis palabras: continuando con la revisión del catálogo de Stein he registrado hasta el momento 323 pares STI, localizados en Casiopea, Cefeo, Lacerta y Perseo. Estas débiles dobles siguen dándome sorpresas y, aparte de la confirmación de unas cuantas de ellas, he hallado, como en campañas anteriores, un buen paquete de nuevas componentes internas y débiles de las que ya daré cuenta. También, como es habitual en pares poco observados, se detectan con frecuencia errores de posición y dobles duplicadas con dos identificadores diferentes. El trabajo que ahora acumulo es enorme, pues aparte de las de este año, aún tengo que reducir las observaciones de 2010.
Una de las sesiones de observación.
Integración de STI1523.

Hubiera querido registrar alguna de las supernovas brillantes que nos han visitado estas últimas semanas, o el cometa C/2009 P1 Garradd que ha estado muy vistoso, pero mi adicción por la dobles ha podido más: cada noche me repetía "mañana sin falta lo haré".
Dos o tres noches he montado el newton 150 en el exterior para, entre doble y doble, quitarme el gusanillo de la observación visual. Una de las veces improvisamos un "campamento de estrellas" con tienda de campaña incluida, y preparé una observación para varios amigos de mi hijo Adrián que pasaron unos días en casa. Creo que para los chavales fue algo especial con el incentivo añadido de dormir después bajo la lona, aunque fuera en el jardín.

El futuro campamento de estrellas.

La observación de los chavales. Disfruté mucho con ellos.
 
 
Curso de Estrellas Dobles LIADA.
Paralelamente, entre col y col, con un poco de retraso, he terminado de evaluar el primer trabajo práctico de los alumnos de Curso de Estrellas Dobles de la LIADA. La verdad es que el nivel ha sido alto y los que estamos implicados hemos quedado muy satisfechos. Por cierto, hace poco hemos estrenado una página web específica para el curso. La tenéis aquí.
Ahora, ya de vuelta a la rutina laboral (y que no falte), me queda ponerme al día con un montón de correos sin contestar.
Hemos llegado al final. Hasta aquí mi historia veraniega. Ad Astra.