La noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor. Goethe



domingo, 12 de abril de 2009

ACTIVIDADES AIA-IYA 2009

Llevaba ya días intentando encontrar un hueco para actualizar duae stellae con una nueva entrada. He estado muy atareado últimamente con un montón de compromisos, tanto a nivel personal como en lo tocante al aspecto astronómico. Por consiguiente, lo que voy contar aconteció hace unos días.
Resulta, que todos los años es el Año Internacional de Algo. En este 2009 nos ha tocado a los astrónomos. Como se da el caso de que la Astronomía arrastra multitudes por ser un tema muy atrayente, estoy convencido de que este AIA-IYA 2009 será todo un éxito. Es más, ya lo está siendo, y eso que las actividades están en sus inicios. Falta mucho año todavía para ver el balance final. Una de las claves para el éxito es la colaboración en multitud de actividades de la comunidad de astrónomos aficionados de todo el mundo. En verdad somos muchos y hay una disposición incondicional y desinteresada por nuestra parte para colaborar en actos de todo tipo, con el único afán de divulgar esta maravillosa Ciencia. Si, ya de por sí, en un año normal, nuestra actividad es encomiable -hay que decirlo-, qué no será durante este año que es el nuestro. Lógicamente, a nuestras aportaciones hay que añadir todos los actos, digamos más oficiales, llevadas a cabo por el sector profesional de la Astronomía, que también son muchos y variados.
La semana pasada participé en varias actividades AIA-IYA 2009 y lo hice tanto en calidad de espectador como de divulgador. Os lo cuento.

El Grupo Universitario de Astronomía de Valladolid y la Sociedad Astronómica Syrma ofrecieron la semana pasada un ciclo de conferencias englobado en el proyecto de ámbito nacional "Una Universidad un Universo, U4" dentro de las actividades del AIA 2009. En el montaje del ciclo contamos con la ayuda, como coorganizador, del profesor José Pascual Sánchez, y con el respaldo del Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Valladolid. Las conferencias fueron impartidas en su mayoría por profesores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid. La calidad de las ponencias impartidas y la excelente afluencia de público, nos permitieron disfrutar de cuatro tardes inolvidables. Se habló mucho de cosmología, de relatividad y de investigación astronómica desde el espacio, sin duda la herramienta del futuro que permitirá seguir ahondando en el conocimiento del Universo. Por cierto, me resultó muy curioso saber que en la época de Galileo existía en España una familia catalana que se dedicaba a la fabricación de telescopios. Aquí os dejo el cartel anunciador con el programa del ciclo.

Asimismo, colaboramos también en la iniciativa nacional “100 horas de Astronomía” que el Museo de la Ciencia de Valladolid organizó los días 2, 3, 4 y 5 de Abril. Podeís ver el programa aquí. Los actos programados, que incluían tanto observaciones diurnas como nocturnas y sesiones gratis de Planetario en Familia fueron seguidas por cientos de personas de todas las edades. La gente respondió. Todas las observaciones en directo contaron con monitores del GUA y de Syrma a pie de telescopio dando las necesarias explicaciones al público sobre lo que el ocular mostraba en ese momento. Para la observación del Sol de forma segura, el Museo de la Ciencia adquirió dos telescopios solares Coronado MaxScope 60, contando con el patrocinio de Aguas de Valladolid. La presentación y primera luz de los dos instrumentos se realizó en un acto especial en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Valladolid contando con la asistencia del Alcalde, la nueva Presidenta del Museo de la Ciencia, el director gerente de Aguas de Valladolid y una buena representación de los medios de comunicación locales. El acto fue seguido por una observación en la misma Plaza Mayor. Este tipo de telescopio, de alta calidad, nos muestra una imagen Sol poco habitual: su filtro especial H-alpha permite discernir sobre el limbo del disco las protuberancias de forma tremendamente nítida. Aquí una imagen de la primera luz de estas dos joyas donde se compara el Sol con otra imagen del SOHO del mismo día.
La observación nocturna del viernes 3, no pudo llevarse a cabo por causa de las nubes. Desgraciadamente, contra eso no podemos hace nada. Sin embargo, la noche fue, no obstante, memorable. Logramos observar, pero no lo hicimos desde Valladolid sino que tuvimos la oportunidad de contemplar el limpio cielo de Canarias. A través de una conexión en directo vía Internet, el telescopio profesional IAC-80 del Observatorio del Teide nos mostró gran cantidad de objetos astronómicos de todo tipo. Lo interesante es que éramos nosotros, el público reunido en el auditorio del Museo de la Ciencia, los que elegíamos a nuestro antojo lo que el telescopio tenía que apuntar. Una actividad tremendamente formativa: las imágenes tomadas en directo por la CCD del IAC-80 eran comentadas y explicadas por el astrónomo Alfred Rosenberg, a quien podíamos ver y oír en vivo gracias a las webcams instaladas en la sala de control del telescopio y la cúpula. Junto con nosotros, compartían conexión un par de Institutos de Enseñanza Secundaria ubicados en otros puntos de la geografía española. Además, los asistentes podían realizar todo tipo de preguntas o consultas al señor Rosenberg, quien las iba contestando por orden de llegada en los ratos muertos en los que el telescopio se dirigía a un punto concreto del cielo. Hay que elogiar la exquisita preparación técnica de la conexión, que no produjo fallos ni discontinuidades con una calidad de sonido y de imagen ejemplar. Este taller de teleobservación, que el Museo de la Ciencia bautizó como Conoce el cielo de Canarias desde el Museo de la Ciencia de Valladolid, parte de una nueva iniciativa divulgativa del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y se llama TeleAstronomía. Este es el logo del proyecto:
Esta imagen la tomé durante la conexión:
La noche del sábado 4 de Abril el cielo vallisoletano se portó y nos permitió realizar la observación programada. La plaza Norte del Museo de la Ciencia fue el lugar de encuentro donde padres, abuelos y gran cantidad de niños de todas las edades disfrutaron de nuestras explicaciones y pudieron observar en vivo -a través del ocular- la Luna en cuarto creciente, Saturno con sus mermados anillos y algunas, cómo no, de las estrellas dobles más representativas.
Además, una cámara CCD acoplada a nuestro MEADE proyectaba sobre una pantalla los mismos objetos que los asistentes habían observado visualmente en el Dobson. Pienso, que algo importantísimo que jamás debemos perder a lo largo de nuesta vida, es la capacidad de sorprendernos. El ansia de conocer, tan absorbente, se plasmaba, sobre todo, en la carita helada de los muchos niños que tenía detrás, casi siempre en los brazos de sus padres. Seguían las explicaciones con un interés devorador y sus ojillos brillaban como diamantes en la oscuridad. Para ellos era trascendental saber que, por ejemplo, la mayoría de las estrellas vistas en el menguado cielo de la ciudad, eran en realidad astros dobles orbitándose mutuamente. Dicen que una vez un eminente astrónomo, durante el acto solemne organizado con motivo de su jubilación, dijo a los presentes: "Mucho he aprendido de mis maestros, aún más de mis ilustrados colegas, pero infinitamente más de mis alumnos". Haciendo mías estas reflexiones, agradezco desde este cuaderno el interés mostrado por los más pequeños porque, verdaderamente ellos, con su actitud, hicieron que la velada fuera tremendamente didáctica para mí.
Aquí me veis en plena faena junto a mis compañeros.
Las imágenes siguientes las tomé durante la observación y están tal cual salieron de la cámara LPI sin ningún tipo de procesado:
Copérnico e inmediaciones.
Plato.
Saturno con Titán.
Y cómo no, nuestra entrañable estrella Polar y su compañera.
Los actos terminaron a la mañana siguiente con la última observación solar, a la que asistí con mi hijo Adrián y pudimos observar una enorme protuberancia.
Eso sí, el Sol sigue estando muy soso en cuanto a manchas se refiere. Aquí tenéis la prueba de la limpieza del disco cuando lo observamos por proyección en un Solarscope.
Finalmente, padre e hijo entregados a la observación solar y la foto de familia junto a mis compañeros de fatigas.
En fin, unos días memorables que no serán los últimos. Os mantendré al corriente.
Cielos claros, amigos.